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La tabla de los ciclos de Benner: origen real, versiones modernas y manipulaciones en redes

La famosa “tabla de ciclos” que circula por internet (una cuadrícula llena de pánicos, años de prosperidad y periodos de depresión que supuestamente anticipa las crisis futuras) no nació como un algoritmo mágico ni como una profecía financiera. Su origen es mucho más terrenal: procede de un agricultor y fabricante de hierro de Ohio llamado Samuel T. Benner, que en 1875 publicó Benner’s Prophecies of Future Ups and Downs in Prices, uno de los primeros intentos populares de formular ciclos económicos a partir de patrones históricos observados.

1. El origen: la tabla auténtica de 1875

La tabla original surge del análisis que Benner hizo sobre los precios del hierro, del cerdo y de las principales crisis financieras del siglo XIX estadounidense. Sin formación académica en economía, Benner trabajó con series históricas largas y detectó ritmos repetidos de auge y caída. A partir de ahí definió tres patrones:

  • Ciclo de pánicos (16–20 años): inspirado en recesiones severas como 1819, 1837, 1857 y 1873.
  • Ciclo de prosperidad (8–10 años): asociado a periodos de altos precios agrícolas e industriales.
  • Ciclo de depresión (7–11 años): momentos de precios bajos y dificultades económicas.

Benner no utilizó fórmulas matemáticas complejas. Simplemente observó repeticiones, calculó intervalos promedio y los proyectó unas pocas décadas hacia adelante. Lo más importante: sus proyecciones solo llegaban aproximadamente hasta el año 2000. Nada de 2019, nada de 2035, nada de 2053. Esa tabla no aparece en su libro original.

2. Las proyecciones modernas: una extensión no autorizada

Con el tiempo, su tabla se volvió una curiosidad histórica: un ejemplo temprano de pensamiento cíclico. Pero a partir de los años 2000 empezaron a circular versiones “extendidas” que añadían décadas completas siguiendo los mismos intervalos que Benner había usado hace casi 150 años.

Quien las crea no está haciendo un análisis científico; simplemente toma el patrón (20 años / 10 años / 7-11 años) y lo repite mecánicamente:

  • 1981 → 1999 → 2019 → 2035 → 2053
  • 1989 → 1999 → 2007 → 2016 → 2026 → 2034 → 2043…

Estas fechas no son de Benner. Son extrapolaciones modernas dibujadas para parecer antiguas. Muchas incluso imitan la textura, la tipografía y la estética amarillenta del papel victoriano para transmitir autoridad. Son recreaciones, no documentos históricos.

3. Ajustes interesados: cuando la tabla se convierte en contenido viral

En redes sociales estas versiones suelen ir aún más lejos. Algunos “analistas” o usuarios anónimos modifican los años ligeramente para que encajen con eventos recientes:

  • Adelantan fechas para que coincida con 2008.
  • Mueven ciclos hacia 2020 para que parezca que predijo la pandemia.
  • Ajustan pánicos para que “adivinen” correcciones posteriores.

Y después circulan como si fueran la tabla original de Benner, acompañadas de mensajes alarmistas o de supuestas predicciones infalibles. El objetivo no es la verdad histórica ni el análisis económico: es la viralidad.

Estas manipulaciones funcionan porque presentan una narrativa sencilla (“la historia se repite”), un diseño convincente y una falsa precisión que alivia la incertidumbre en tiempos de volatilidad.

4. El problema de fondo: la ilusión de los ciclos perfectos

La economía moderna ,basada en tecnología, globalización, mercados financieros extremadamente rápidos y políticas monetarias complejas, ya no se parece en absoluto a la del siglo XIX. Creer que un agricultor del 1875 predijo exactamente las crisis de 2020 o 2035 es tan ingenuo como creer que un calendario lunar puede anticipar la cotización del Nasdaq.

Esto no quiere decir que los ciclos no existan. Existen, pero no son mecánicos, ni regulares, ni predecibles por una tabla fija. Son el resultado de interacciones humanas complejas, innovación, deuda, política monetaria y shocks inesperados.

Las versiones modernas de la tabla de Benner triunfan porque ofrecen una sensación falsa de orden en un mundo incierto.

Conclusión: pensamiento crítico ante la nostalgia de las “leyes” económicas

El atractivo de la tabla de Benner, especialmente en sus versiones manipuladas, no está en su precisión, sino en su promesa. Nos dice que hay un patrón oculto, que todo tiene un ciclo y que si lo desciframos podremos anticipar el futuro. Pero la economía no es una serie de mareas regulares: es un sistema complejo donde patrones pasados sirven para reflexionar, no para profetizar.

La tabla auténtica de Benner es historia.
Las versiones modernas son creatividad.
Y las manipulaciones que circulan en redes son, en el mejor de los casos, entretenimiento; en el peor, desinformación con estética vintage.

El pensamiento crítico exige distinguir entre las tres:
conocer el valor histórico sin confundirlo con una herramienta predictiva.